El Coloquio
por Kevin O'Brian, SJ
Un coloquio es una conversación íntima entre tú y Dios
Padre, entre tú y Jesús o entre tú y María o uno de los santos. A menudo se
produce al final de un período de oración, pero puede ocurrir en cualquier
momento. Deja que esta conversación se desarrolle naturalmente en tú
oración.
En el coloquio, hablamos y escuchamos mientras el
Espíritu nos mueve: expresándonos nosotros mismos, por ejemplo, como un amigo
habla a otro amigo, o como una persona habla a quien él o ella ha ofendido, o
como un niño habla a un padre o mentor, o como un amante habla a su amada o
amado.
Cualquiera que sea el contexto, sé "real", habla
desde el corazón. Como en cualquier conversación significativa, asegúrate de
dejar tiempos de silencio para escuchar.
En meditaciones sobre pecado, Ignacio sugiere que nos
situemos ante la Cruz y considerar tres preguntas que resuenen a través de los
Ejercicios:
- ¿Qué he hecho por Cristo?
- ¿Qué hago por Cristo?
- ¿Qué he de hacer por Cristo?
Volver a estas preguntas a lo largo de un retiro (u oración). En
cierto sentido, no se responderán por completo durante el retiro mismo; a
menudo iremos encontrando respuestas a medida que continuamos nuestra rutina
normal. Considerando las preguntas, nos damos cuenta de lo práctico que son los
Ejercicios. Igual como nuestro pecado se refleja en acciones y decisiones
concretas, también la gracia cobra vida en decisiones y obras por el amor de Cristo
y otros. Nosotros encontramos a Cristo no sólo en nuestras oraciones y en los
sacramentos, sino también en nuestras relaciones con el Cuerpo de Cristo,
viviendo ahora como la Iglesia, el pueblo de Dios.
Traducción por Chártur (artículo original LoyolaPress)
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