PARA VER EL EVANGELIO COMPLETO CLIC AQUÍ: Mt. 6, 24-34
domingo, 26 de febrero de 2017
sábado, 25 de febrero de 2017
“Cada día tiene bastante con sus propios problemas”
Domingo VIII del
Tiempo Ordinario – Ciclo A (Mateo 6, 24-34) 26 de febrero de 2017
“Cada día tiene bastante con sus propios problemas”
Cuentan la historia de un hombre vivía en la orilla
de un camino y vendía perros calientes. No tenía radio, ni televisión, ni leía
los periódicos, pero hacía y vendía buenos perros calientes. Solo se preocupaba
por la divulgación de su negocio y colocaba cartelones de propaganda por el
camino; ofrecía su producto en voz alta y el pueblo le compraba. Las ventas
fueron aumentando cada vez más; compraba el mejor pan y las mejores salchichas.
También fue necesario comprar un carrito más grande para atender a la creciente
clientela y el negocio prosperaba. Sus perros calientes eran los mejores de la
región. Venciendo su situación económica pudo pagar una buena educación a su
hijo, quien fue creciendo y fue a estudiar economía en la mejor universidad del
país.
Finalmente, su hijo ya graduado con honores, volvió
a casa y notó que el papá continuaba con la misma vida de siempre y tuvo una
seria conversación con él: “–Papá, ¿usted no escucha la radio? ¿Usted no ve la
televisión? ¿Usted no lee los periódicos? Hay una gran crisis en el mundo y la
situación de nuestro país es crítica. El que no se mueva, va a quebrar".
Después de escuchar las consideraciones de su hijo
estudiado, el padre pensó: “–Si mi hijo es economista, lee periódicos, ve
televisión, entonces solo puede tener la razón...”. Con miedo de la crisis, el
viejo buscó el pan más barato (más malo) y comenzó a comprar las salchichas más
baratas (las peores); y para economizar dejó de hacer sus cartelones de
propaganda. Abatido por la noticia de la crisis ya no ofrecía su producto en
voz alta. Tomadas todas esas precauciones, las ventas comenzaron a caer y
fueron cayendo y cayendo y llegaron a niveles insoportables, hasta que el
negocio de perros calientes del viejo que antes generaba recursos hasta para
que el hijo estudiara economía, quebró. Entonces el padre, muy triste, se
dirigió a su hijo con estas palabras: "–Hijo, tenías razón, estamos en
medio de una gran crisis" y le comentó orgullosamente a sus amigos:
"Bendita la hora en que envié a mi hijo a estudiar economía; el me avisó
de la crisis... Si no hubiera sido por él, quién sabe qué hubiera pasado”.
Hay gente que vive pre-ocupada por las cosas que
tiene que resolver en el futuro… Por eso se llama pre-ocupación… Viven ocupados
en lo que no ha pasado y descuidan lo que tienen delante de sus narices. A
estas personas el Señor les dice hoy: “No se preocupen por lo que han de comer
o beber para vivir, ni por la ropa que necesitan para el cuerpo. ¿No vale la
vida más que la comida y el cuerpo más que la ropa? Miren las aves que vuelan
por el aire: no siembran ni cosechan ni guardan la cosecha en graneros; sin
embargo, el padre de ustedes que está en el cielo les da de comer. ¡Y ustedes
valen más que las aves! En todo caso, por mucho que uno se preocupe, ¿cómo podrá
prolongar su vida ni siquiera una hora?” Hay que vivir el presente y no vivir
ocupados en lo que no ha llegado todavía.
Pero, desde luego, la propuesta de Jesús no es
solamente no vivir por adelantado los problemas de mañana, sino en hacer lo que
tenemos que hacer en el momento presente: “Por lo tanto, pongan toda su
atención en el reino de los cielos y en hacer lo que es justo ante Dios, y
recibirán también todas estas cosas. No se preocupen por el día de mañana,
porque mañana habrá tiempo para preocuparse. Cada día tiene bastante con sus
propios problemas”. Que Dios nos conceda la gracia de cumplir con las
obligaciones que tenemos hoy y saber esperar en el Señor que nos dará lo
necesario para mañana, de manera que no acabemos con el buen negocio que
tenemos de venta de perros calientes, por miedo a la crisis que va a quebrar a
todo el mundo…
Hermann Rodríguez Osorio, S.J.
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domingo, 19 de febrero de 2017
LA FRASE DE LA SEMANA
CORRESPONDIENTE AL EVANGELIO DE HOY PARA REFLEXIONAR TODA LA SEMANA
PARA VER EL EVANGELIO COMPLETO CLIC AQUÍ: Mt, 5, 38-48
Sean ustedes perfectos, como su Padre que está en el cielo es perfecto
Domingo VII del Tiempo Ordinario – Ciclo A (Mateo 5, 38-48) 19 de febrero de 2017
La ley del talión,
‘ojo por ojo y diente por diente’, era, y desgraciadamente sigue siendo, una
norma aplicada en las relaciones interpersonales y también entre grupos humanos
enfrentados por diferencias de todo tipo. Esta ley termina por destruir a las dos
partes y no abre caminos de solución para ninguno de los conflictos que
pretende resolver. La propuesta de Jesús de responder al mal con bien, ha
tenido muchos seguidores a lo largo de la historia. Uno de los más destacados
ha sido el pastor bautista, Martin Luther King, premio Nobel de la paz en 1964,
asesinado en abril de 1968. En uno de sus libros, encontramos un programa para
vivir lo que podríamos llamar, una espiritualidad de la no violencia, que va en
la misma línea del texto evangélico que hoy nos propone la Iglesia. Veamos
algunos de los puntos que sugiere este profeta de nuestros tiempos:
“La resistencia no
violenta no es un método para cobardes. La no violencia implica resistencia. Si
uno recurre a este método por miedo o simplemente porque carece de instrumentos
para ejercer violencia, no es verdaderamente no violento. (…)”.
“Un segundo punto
fundamental que caracteriza a la no violencia es que no busca derrotar o
humillar al oponente, sino granjearse su amistad y comprensión. El resistente
no violento debe expresar con frecuencia su protesta mediante la no cooperación
o el boicot, pero no los entiende como fines en sí mismo; son simplemente
medios para generar un sentimiento de vergüenza moral en el oponente. El
objetivo es la redención y la reconciliación. (…)”.
“Una tercera
característica de este método es que está dirigido contra las fuerzas del mal
en vez de contra personas que hacen el mal. El resistente no violento pretende
derrotar el mal, no las personas victimizadas por él”.
“Un cuarto punto que
caracteriza la resistencia no violenta es la disposición a aceptar el
sufrimiento sin retaliar, aceptar los golpes del oponente sin responder. El
sufrimiento inmerecido es redentor”.
“Un quinto punto es
que el resistente no violento no sólo rehúsa dispararle a su oponente, sino
también a odiarlo. La base de la no violencia es el principio del amor”.
Un buen ejemplo de
esta espiritualidad no violenta que nos propone Jesús es una historia que trae
Anthony de Mello en su libro “Un minuto para el absurdo”: “Dijo un día
el maestro: «No estaréis preparados para ‘combatir’ el mal mientras no seáis
capaces de ver el bien que produce». Aquello supuso para los discípulos una
enorme confusión que el Maestro no intentó siquiera disipar. Al día siguiente
les enseñó una oración que había aparecido garabateada en un trozo de papel de
estraza hallado en el campo de concentración de Ravensburg: «Acuérdate, Señor,
no sólo de los hombres y mujeres de buena voluntad, sino también de los de mala
voluntad. No recuerdes tan sólo todo el sufrimiento que nos han causado;
recuerda también los frutos que hemos dado gracias a ese sufrimiento; la
camaradería, la lealtad, la humildad, el valor, la generosidad, la grandeza de
ánimo que todo ello ha conseguido inspirar. Y cuando los llames a ellos a
juicio, haz que todos esos frutos que hemos dado sirvan para su recompensa y su
perdón»” (De Mello, Un
minuto para el absurdo).
Jesús fue el primero
que tuvo el sentido común suficiente, para romper la cadena del odio que
significa la ley del talión. Su palabra, que nos invita a orar por nuestros
enemigos, se hizo vida cuando, desde la cruz, pidió perdón al Padre por los que
lo estaban matando. Eso es llegar a la perfección a la que nos invita el
evangelio. También a nosotros se nos invita hoy a vivir inspirados en una ética
del amor, para hacernos perfectos, como el Padre celestial es perfecto.
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domingo, 12 de febrero de 2017
LA FRASE DE LA SEMANA
CORRESPONDIENTE AL EVANGELIO DE HOY PARA REFLEXIONAR TODA LA SEMANA
PARA VER EL EVANGELIO COMPLETO CLIC AQUÍ: Mt. 5, 17-37
sábado, 11 de febrero de 2017
“Ustedes han oído que se dijo… pero yo les digo…”
Domingo VI del Tiempo Ordinario – Ciclo A
(Mateo 5, 17-37) 12 de febrero de 2017
Jesús
no vino a suprimir la ley judía, ni las enseñanzas de los profetas de Israel.
Jesús vino a llevar esta enseñanza a su plenitud, que es la ley del amor. El
texto del evangelio que nos presenta hoy la liturgia, está marcado por esta
alternancia entre lo que decía la ley del Antiguo Testamento, y lo que Jesús
propone de parte de Dios, fundamentado solamente en el amor. Se trata de un
cambio que no elimina el momento anterior, sino que, conteniéndolo, lo supera.
Va mucho más allá de lo que los mismos profetas hubieran querido y más allá de
lo que la ley pretendía alcanzar, en lo que toca a la regulación de las
relaciones entre las personas y con Dios.
Muchos seguidores de Jesús hubieran
disfrutado mucho si Jesús hubiera acabado con todo lo pasado. De la misma
manera, había muchos otros que hubieran querido un Mesías que no los hiciera
cambiar nada de sus tradiciones y costumbres. Conservar todo o cambiarlo todo,
son dos extremos que se juntan. Los radicales que no aceptan nada de lo pasado
y los radicales que se apegan a las tradiciones porque ‘así se ha hecho
siempre’, están hechos con el mismo material dogmático y cerrado.
En la Iglesia de hoy, encontramos también
estas dos tendencias que se encontró Jesús en su tiempo. Hay quienes quieren
que no les cambien nada de lo que han pensado y hecho toda su vida. Y hay otros
que quieren que todo se reforme o se cambie de modo radical. La propuesta de
Jesús es vivir desde la plenitud y la libertad del amor. En esta perspectiva,
quisiera ofrecer hoy apartes de una reflexión que me parece muy sugerente. Se
trata de un escrito del famoso y polémico teólogo católico, Hans Küng sobre su
permanencia en la Iglesia. Cuando fue sancionado por el Vaticano y le
suspendieron su cátedra de teología en una universidad católica, había personas
que le preguntaban por qué seguía en la Iglesia y por qué no abandonaba su
sacerdocio. Su respuesta fue esta:
“Habiendo asistido a horas mejores, ¿debía
yo abandonar el barco en la tempestad y dejar a los demás con los que he
navegado hasta ahora que se enfrentarán al viento, extraerán el agua y lucharán
por la supervivencia? He recibido demasiado en la comunidad de fe para poder
defraudar ahora a aquellos que se han comprometido conmigo. No quisiera alegrar
a los enemigos de la renovación, ni avergonzar a los amigos… Pero no renunciaré
a la eficacia EN la Iglesia. Las alternativas –otra Iglesia, sin Iglesia– no me
convencen: los rompimientos conducen al aislamiento del individuo o a una nueva
institucionalización. Cualquier fanatismo lo demuestra (…)”.
“Mi respuesta decisiva sería: permanezco
en la Iglesia porque el asunto de Jesús me ha convencido, y porque la comunidad
eclesial en y a pesar de todo fallo ha sido la DEFENSORA DE LA CAUSA DE
JESUCRISTO y así debe seguir siendo. La posibilidad efectiva dependerá de que
en algún lugar un párroco predique a este Jesús; un catequista enseñe
cristianamente; un individuo, una familia o una comunidad recen seriamente, sin
frases; de que se haga un bautismo en nombre de Jesucristo; se celebre la Cena
de una comunidad comprometida y que tenga consecuencias en lo cotidiano; se
prometa misteriosamente por la fuerza de Dios el perdón de los pecados; de que
en el servicio divino y en el servicio humano, en la enseñanza y en la
pastoral, en la conversación y en la diaconía el Evangelio sea predicado,
pre-vivido y post-vivido de verdad. En pocas palabras, se realiza el verdadero
seguimiento de Cristo; el «asunto de Jesucristo» es tomado en serio. (…) ”.
Que estas palabras nos ayuden a
reflexionar sobre nuestra apertura al amor que Jesús vino a proponer, para
llevar a plenitud la ley y los profetas.
Hermann Rodríguez Osorio, S.J.
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EVANGELIO,
Reflexión,
Tiempo Ordinario
viernes, 10 de febrero de 2017
Democracia participativa en México: reto ciudadano.
Democracia participativa en México: reto ciudadano.
Andrés
Mayorquín Rios
Septiembre, 2014. Mérida,
Yucatán, México
“México
necesita buenos gobernantes, pero necesita más, mejores ciudadanos”
Introducción
Si
bien en México se acepta que la democracia como sistema de gobierno ha tenido
avances sustanciales tanto en la parte legislativa como en la práctica, es una
realidad aún queda una gran brecha para lograr una democracia que vuelva
realidad el disfrute de todos los derechos.
A
lo largo de este ensayo se revisarán los últimos avances democráticos que se
han conseguido en México, las principales herramientas disponibles para la
participación ciudadana así como los principales retos que deben superar los
ciudadanos para hacer efectivo el sistema democrático.
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CVX,
Democracia,
Discernimiento,
Incidencia Socio-política
Capitalismo, pobreza y desigualdad: el paradigma de la maximización de la utilidad.
Capitalismo, pobreza y desigualdad: el paradigma de la
maximización de la utilidad.
Andrés
Mayorquín Rios
Agosto, 2014,Mérida,
Yucatán, México
“Todo
lo que se come sin necesidad se roba al estómago de los pobres”
(Mahatma
Gandhi)
Introducción
Este ensayo pretende abordar el concepto de la
maximización de la utilidad, el cual es uno de los fundamentos del capitalismo
actual y cómo este concepto se relaciona con una ideología de egoísmo e
individualismo, lo cual conlleva a que los países que han adoptado el sistema
neoliberal tengan serias dificultades para combatir de manera eficaz la pobreza
y la desigualdad.
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Capitalismo,
CVX,
Desigualdad,
Discernimiento,
Incidencia Socio-política,
Pobreza
Dificultades y retos para lograr un compromiso socio-político en la CVX México
Dificultades
y retos para lograr un compromiso socio-político en la CVX México
Andrés
Mayorquín Rios
Junio 2014, Mérida,
Yuc., México
“Jesús les contestó: Denles ustedes de comer.”
(Mr 6, 37)
Introducción
¡Denles
ustedes de comer!
Esa frase se me ha quedado grabada en lo más
profundo de mí ser y cada vez que la leo o escucho surgen en mí fuertes
emociones, muchas ideas y cuestionamientos, deseos e impulsos. Seguramente la
había escuchado varias veces antes, pero recuerdo bastante bien la Eucaristía
donde la escuché y me dejó vibrando. Fue hace unos 8 años, había ido solo a la
misa esa noche. Un diácono que hacía buenas homilías era el celebrante. Tuvo
tanto impacto que mi esposa y yo elegimos ese Evangelio para nuestra boda, pues
simbolizaba que nuestro matrimonio también tenía que responder en algún momento
a esa petición de Jesús, de alguna manera teníamos que encontrar el modo de ser
solidario con quienes más lo necesitan. Es por esto que para mí la política
resulta un espacio importante de acción, donde se pueden lograr muchas grandes
transformaciones y en el cual tengo interés de incidir.
domingo, 5 de febrero de 2017
LA FRASE DE LA SEMANA
CORRESPONDIENTE AL EVANGELIO DE HOY PARA REFLEXIONAR TODA LA SEMANA
PARA VER EL EVANGELIO COMPLETO CLIC AQUÍ: Mt. 5, 13-16
sábado, 4 de febrero de 2017
“(...) procuren ustedes que su luz brille delante de la gente”
Domingo V del Tiempo Ordinario – Ciclo A (Mateo 5,
13-16) 5 de febrero de 2017
Cuenta la leyenda que una
vez una serpiente empezó a perseguir a una luciérnaga. Ésta huía rápido con
miedo de la feroz predadora y la serpiente al mismo tiempo no desistía. Huyó un
día y ella la seguía, dos días y la seguía. Al tercer día, ya sin fuerzas, la Luciérnaga se detuvo y le dijo
a la serpiente: ¿Puedo hacerte tres preguntas? –No acostumbro dar
entrevistas a nadie, pero como te voy a devorar, puedes preguntar, contestó la serpiente. –¿Pertenezco a tu
cadena alimenticia?, preguntó la luciérnaga –No, contestó la serpiente –¿Te hice algún mal?, volvió a preguntar la luciérnaga –No, respondió la serpiente –Entonces, ¿por qué quieres acabar conmigo? –Porque no soporto verte
brillar, fue la respuesta simple que dio la serpiente, antes de devorar a la
luciérnaga.
“Ustedes son la sal de este
mundo. Pero si la sal deja de estar salada, ¿cómo podrá recobrar su sabor? Ya
no sirve para nada, así que se la tira a la calle y la gente la pisotea.
Ustedes son la luz de este mundo. Una ciudad en lo alto de un cerro no puede
esconderse. Ni se enciende una lámpara para ponerla bajo un cajón; antes bien,
se la pone en lo alto para que alumbre a todos los que están en la casa. Del
mismo modo, procuren ustedes que su luz brille delante de la gente, para que,
viendo el bien que ustedes hacen, todos alaben a su Padre que está en el
cielo”. Estas palabras de Jesús son el mensaje que nos regala hoy el Evangelio.
Toda una buena noticia que se constituye en una tarea para todos los
cristianos.
La sal servía antiguamente
para evitar la putrefacción de los alimentos. Incluso, la sal fue para muchas
sociedades el elemento que permitió realizar las primeras actividades
comerciales de las que se tiene noticia. Hoy en día, en los lugares en los que no
hay energía eléctrica y no se cuenta con medios para conservar los alimentos,
se sigue teniendo la costumbre de salar las comidas para evitar que se dañen.
Con los alimentos salados se podían hacer largos viajes sin perder las
provisiones necesarias. La sal, por tanto, da sabor, y evita la descomposición.
Sin sal, una sociedad está abocada a la corrupción y a la descomposición de sus
miembros y de sus instituciones. Por su parte, la luz ha servido siempre para
alumbrar y dar calor al hogar. Alrededor de la luz se reunían y se reúnen las
familias para compartir la sabiduría de los mayores. Por esto, la luz también
representa el saber necesario para la supervivencia humana. La luz ha señalado
también el rumbo de los caminantes en medio de la noche. Una sociedad que
pierda la luz, termina perdiendo el saber y el sentido de su marcha hacia el
futuro.
El sabor y el saber se
convierten en una dualidad fundamental en el camino de la vida, porque vivir es
ante todo encontrarle a la vida sentido (luz) y gusto (sal). Es decir, hay que
aprender a vivir con saber y con sabor. Si logramos encontrarle a nuestra vida
sentido pero no encontramos gusto, viviremos densamente, pero tristes. Si
vivimos con gusto, pero sin encontrarle un sentido profundo, viviremos
divertidos pero vacíos. Vivir con saber es vivir con sentido, saber por qué se
vive. Vivir con sabor es vivir con gusto, encontrar cómo hay que vivir. Y no
tenemos que perder de vista que a los corruptos, y a los que no quieren que el
mundo encuentre su camino, les molesta la sal y luz. Como la serpiente
primordial, hoy también hay quienes no soportan sentir el sabor de la sal ni el
resplandor de la luz que estamos llamados a regalarle a la sociedad y a la
iglesia.
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