¿Por qué ir a la iglesia?
En esta época en la que cada vez más personas se describen a sí mismos como espirituales pero no religiosos, es útil recordar la comprensión de Ignacio de la finalidad de la oración, la devoción y la participación en la liturgia:
Ignacio, siempre realista, es consciente de nuestra tendencia a la pereza en la devoción:
Traducción de AAP (artículo original LoyolaPress)
"En lo que se refiere a la oración, la meditación y el estudio, y también en lo que respecta a las prácticas corporales de ayunos, vigilias y otras austeridades o penitencias, no parece oportuno darles cualquier otra norma que la que la caridad discreta les dicta, siempre que el confesor debe estar siempre informado ...." (Constituciones 582)Todos estos actos de culto, tanto públicos como privados, han de ayudarnos a estar con Cristo, para que trabajemos con el resto de la Iglesia en la viña del Señor. Siempre hay una dimensión "eclesial" de la espiritualidad, que nunca es privada. Siempre debe ser parte de la obra de Cristo en el mundo. La oración es el trabajo del discipulo, lo que el ejercicio es el rendimiento en una competencia: ambas nos preparan.
Ignacio, siempre realista, es consciente de nuestra tendencia a la pereza en la devoción:
"que deben estar atentos de que estas prácticas, no pueden ser relajados a tal punto que el espíritu se enfríe y las pasiones humanas e inferiores se enciendan"Si bien ir a la iglesia no es el fin de nuestra existencia, -- más bien, trabajar para hacer la obra de Cristo en el mundo --, sin embargo es necesario porque nos recuerda constantemente que el trabajo no es nuestro, sino de Él.
Traducción de AAP (artículo original LoyolaPress)
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