“…llevan ya tres días
conmigo y no tienen nada para comer… ”
Marcos 15, 32
INICIO
En este momento, cuando he llegado aquí, Dios está presente,
esperándome.
Dios siempre llega antes que yo, deseando contactarse conmigo como el mejor de mis más íntimos amigos. Le pido la gracia que quiero y deseo: descubrir el milagro que Dios hace en mi vida... saber reconocer al Señor en la solidaridad.
Dios siempre llega antes que yo, deseando contactarse conmigo como el mejor de mis más íntimos amigos. Le pido la gracia que quiero y deseo: descubrir el milagro que Dios hace en mi vida... saber reconocer al Señor en la solidaridad.
CONTEMPLACIÓN
Lee Mateo
15, 32-38 o Mc 6, 30-52 e imagina la escena: “Jesús y los
discípulos rodeados de una multitud que está hambrienta” y como mientras
Jesús "siente lástima"... los discípulos quieren evadirse ante el
problema. Jesús les (me) enfrenta con la situación: “denles ustedes de comer”. No es un milagro
como los otros... Jesús no es el
protagonista, el que da de comer... les toca a ellos (a mí)... ¡denles ustedes de
comer!... Jesús me enseña que hay
que escuchar los lamentos del pueblo y solidarizarme con ellos en acción;
porque un Reino donde no hay
alternativas para los que pasan hambre, para los migrantes, para los que no
tienen tierra, salud, vivienda o educación, no es Reino de Dios porque no es
Reino para el hombre.
REFLEXIÓN
¿Qué tengo yo para
dar y compartir?
¿Qué hacer contra
el hambre, contra la explotación, la desaparición de los derechos humanos?
¿Cómo solucionar
tantos años de aplastamiento e ignorancia del pueblo?
¿Estoy dispuesto a
ir más allá de mi zona de confort, a mí frontera, para hacer presente el Reino
de Dios?
COLOQUIO
Me imagino a Jesús
mismo sentado o de pie, cerca de mí, y le abro mi corazón y comparto mis
sentimientos al orar sobre su forma de ser solidario.
Gloria al Padre,
Gloria al Hijo,
Gloria al Espíritu Santo,
como era en el principio,
es ahora y siempre será,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Gloria al Espíritu Santo,
como era en el principio,
es ahora y siempre será,
por los siglos de los siglos.
Amén.
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