“... manténganse ustedes despiertos y
vigilantes...”
Marcos 13, 33
INICIO
Comencemos
este momento de oración, donde se nos invita a ver nuestro pasado y presente
con ojos de amor, con la misma actitud con la que se nos invitó a entrar a los
Ejercicios: “con grande ánimo y liberalidad con nuestro Creador y Señor, ofreciéndole
todo nuestro querer y libertad, para que Él se sirva conforme a su Santísima
voluntad”.
MEDITACIÓN
Jesús nos
quiere libres y disponibles para amar. Las reglas de esta primera semana de EE.EE.
nos impulsan a distinguir entre las acciones del mal Espíritu y el Buen
Espíritu, para que en el resto de la experiencia de Ejercicios podamos
distinguir cuales son las invitaciones de Dios, y nos deje experimentar su
presencia, a fin de que nos dejemos conducir con sabiduría por la senda del
Plan de Amor que nos ha ofrecido gratuitamente.
Jesús nos
invita a salir del círculo vicioso en el que nos encierra el Mal Espíritu, quiere que “tengamos vida y vida en abundancia” (Jn. 10, 10). Por esa razón, Él
nos impulsa a salir de la desolación, y se nos brinda totalmente a través de la
consolación, donde “sentimos que el alma se inflama en amor por
nuestro Creador, y ninguna cosa creada sobre la faz de la tierra puede amar en
sí, sino en el Creador de todas ellas” [EE. 316]
REFLEXIÓN
¿Cuántas veces me he detenido a revisar las reglas del Discernimiento de
la primera semana? Si no lo he hecho en los últimos meses, consultalas aquí [No. 313]
¿En qué estado espiritual me encuentro actualmente; qué lo motivó, cómo
veo la acción de Dios en eso, y qué puedo hacer para impulsarme hacia una
Consolación, donde pueda Amarlo y Encontrarlo más en todo, conforme a mi PyF?
En la última semana: ¿Cuáles han sido las situaciones/acciones donde he
visto con claridad la acción de Dios manifestada en las reglas del
Discernimiento de la primera semana?
COLOQUIO
Entablar un
pequeño diálogo con Jesús, con el fin de pedir su gracia para que pueda llevar
a cabo un discernimiento consciente y maduro; capaz de distinguir mis
pensamientos de aquellos inspirados por Él, que me hagan cada vez más un
instrumento y un/a discípulo/a entregado/a.
Termina con un Ave María y un Padre Nuestro.
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