“¿Pueden acaso ayunar los invitados a la boda mientras el novio está con
ellos?”. Marcos 2,19
INICIO
Todo encuentro, un buen encuentro, necesita de preparación: dedica unos momentos a
relajarte y a encontrar serenidad interior… concéntrate en el ritmo de tu
respiración, para tranquilizar tu cuerpo y mente… Hoy te encontrarás con Jesús.
Recordarás un hecho extraordinario que cambió
la vida de los seguidores de Jesús, un hecho que también puede cambiar tu vida
y la de los demás.
CONTEMPLACIÓN
Ahora con el pasaje de la Boda en Caná [Jn 2,1-11], imagina,
como si tú estuvieras allí, viendo lo que pasa, escuchando lo que dicen … Es
una fiesta y “también fueron invitados Jesús y sus discípulos (tú incluido)” y como algo extraordinario, fuera de lo común,
esta por suceder, donde:
Ø
María, la madre de Jesús, esta
atenta a lo que sucede, a lo que hace falta, e intervine… “hagan lo que El les diga”...
Ø
Jesús, que en primera instancia le contenta
a su madre dice “Mujer, ¿Porqué me dices esto? Mi hora no ha llegado”… para luego actuar, llenen…
Ø los discípulos, testigos de lo que sucede, del
milagro: transformación del agua en vino…
y “creyeron en Jesús” …
Ante lo que acabo de ver en la fiesta de la boda (la vida que quiere Jesús para nosotros), que continua gracias a la transformación del agua en vino, me
puedo preguntar, para seguir participando:
REFLEXIÓN
¿qué me hace
falta a mí? ¿qué hace falta a la gente a mi alrededor?
¿qué tendría
que transformar Jesús en mí? ¿qué podría transformar yo?
¿creo que Jesús
me puede transformar, si le escucho?
¿qué más descubres en esta contemplación?
COLOQUIO
Presento a
María mis carencias: Señora, no tengo vino. El vino de la alegría, de la
entrega, de la oración, el sacrificio, la disponibilidad, la obediencia... Tú
que eres la maestra del discernimiento, dame tu sensibilidad para discernir la
voluntad de Dios en cada acontecimiento de mi vida.
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