Tema:
Ser hijo, ser
hermano.
Frase:
“El individualismo de estos tiempos a veces lleva a
encerrarse en un pequeño nido de seguridad y a sentir a los otros como un
peligro molesto.”1
Contexto:
México un país donde hay muchos movimientos
sociales que buscan justicia sin embargo estos movimientos no tienen mucha
fuerza social. En este país ha ido en aumento la violencia, asesinatos,
corrupción, migrantes, pobreza y parece que a pocos les interesa a pesar que
afecta a muchos o casi a todos. En México 55.3 millones de personas viven en
pobreza y de esta cifra un 11.4 millones en pobreza extrema.2 A
pesar de ser un país con tanta injusticia preferimos estar más seguros en
nuestro propio nido sin preocuparnos de los demás y menos haciéndonos hermanos
de los demás. Es verdad que la familia está en crisis, y esto afecta
profundamente a nuestra sociedad. Pero la crisis de las familias, no tiene que
ver con la legislación del tema “matrimonio igualitario”, al menos desde mi
punto de vista. La crisis de las familias tiene que ver con una sociedad cada
vez más injusta, mísera y con pocas posibilidades4. Pedimos a San
Ignacio nos conceda la gracia de poder salir de nuestro propio amor, querer e
interés para encarnarnos en esta realidad haciéndonos hermanos con los demás.
Experiencia:
Al Cuando solamente nos preocupamos por
nuestro pequeño núcleo familiar sin ver a la familia ampliada nos estamos
aislando, y este individualismo genera una ‘paz’ (de no me molesten), por eso
la invitación de este documento es voltear a ver a la familia grande, ver a los tíos, sobrinos, primos, etc. Es decir
abrir nuestro corazón a la amplitud de
la existencia, sólo así viendo a los otros podemos sentir y construir un
camino de paz y felicidad. Ignacio en la contemplación de la encarnación nos
invita a mirar como la trinidad ve al mundo y como la segunda persona se
encarna3. Esta contemplación es una invitación de bajar y
encarnarnos en una realidad concreta, es ver y sentir una realidad donde no es
nada cómodo ¿Es cómodo preocuparse y ocuparse de los demás? Creo que no, y
menos podemos gozar de una ‘paz que nos deje tranquilos’. La paz
que nos trae Jesús no es como la da este
mundo, no se turbe nuestro corazón ni tenga miedo (Jn 14,27). Estamos
acostumbrados de gozar de una paz que no me preocupe ni que nadie me moleste,
esta es la paz que el mundo da, pero la paz que nos da Jesús es una paz que ¡no
nos van a dejar en paz! Hemos sido testigo de cómo Jesús fue construyendo un
camino de paz y justicia, lo que importa es querer salir de esa comodidad. La
Paz de Jesús es sinónimo de justicia y sinónimo que yo no viviré tranquilo.
Este ver a los otros nos hace crecer y ser parte de un mundo que es habitado
por muchos, unos viven felices otros tristes; unos muren y otros nacen, es
crecer en la amplitud de la existencia, y tener un corazón de carne (Ez 36,26)
que siente y abierto ante las necesidades de los otros.
Una sociedad que no honra a sus padres es una
sociedad sin honor. El principal problema de esta falta de honrar a los padres es porque el joven no se siente
hijo, un hijo debe sentirse acogido con amor y misericordia; debe de sentir el
abrazo de un padre que lo ama como es, sin importar sus gustos, preferencias,
estilos, etc.; debe de sentir un abrazo que lo levanta y lo pone de pie sin
juzgarlo, debe de sentir la mirada que no juzga ni condena, sino que
simplemente ama. Pero también el hijo debe dejarse mirar por la mirada del
padre, el hijo debe de reconocer que ha fallado y que desea volver a casa, el
hijo debe de saber que la tecnología lo ha llevado a un mundo aislado sin ver
lo que suceda alrededor, debe de saber que ha caído en las ‘redes sociales’ y
que no puede salir de allí que necesita de la presencia de los otros, el hijo
debería preguntarse ¿qué significa honrar a sus padres? Y también debe de
cuestionarse ¿ese honor a quien se lo doy o a quien considero cómo padre? Sin
duda en este tiempo se ha perdido el respeto a los padres, hemos sido testigos
de cómo los niños manipulan a los papás, y de cómo los padres no ponen límites
a sus hijos. En la familia debe de haber comunicación y donación mutua. La
familia es base de una sociedad fraterna y de ser con los otros.
Crecer entre hermanos brinda la hermosa
experiencia de cuidarnos, de ayudar y de ser ayudados. Qué es lo que la familia
debe de aportar a una sociedad, en primer lugar una familia de cristianos debe
de sentirse hijos de Dios, no de creerse hijos de Dios. La diferencia
está en que unos viven experimentando este ser hijos y al experimentar el ser
hijos nos pone en el lugar de creaturas que necesita de otros y que puede
ayudar a otros. Sin duda dentro de la familia todos somos hijos, incluso cuando
ya son mayores y están casados aun la madre les habla con mucho cariño como si
fueran pequeños, este es la gran experiencia del ser hijo, que va aprendiendo a
recibir con amor de padres y que en un momento habrá de dar a sus hijos con ese
amor que recibió. Al crecer junto con un hermano, esto contribuye enormemente a
pensar en el otro, sabemos como son las dinámicas de los hermanos que se pelean
y juegan, pero también cuando un niño va a una fiesta pide dulces para su
hermanito; crecer con hermano brinda la experiencia del preocuparse del otro,
del cuidarse y compartir con el hermanito menor.
Crecer en una familia en donde todos son
hijos y en donde también son hermanos es un regalo que debe compartirse en
medio de una sociedad individualista; debemos de hacer sentir a los otros
hermanos e hijos. Muchas veces las familias cristianas están tan aferradas a
pensamientos y no le hacen caso al corazón, incluso podrá ser una familia muy
cercana a la iglesia y cumplir con los mandamientos, pero no ve a los otros
como hermanos y menos los mira con la mirada del padre.
Reflexión:
¿Cómo se encuentra
mi corazón, me permite ser parte y sentir con los otros o está un corazón que
solo se encuentra ensimismado?
¿Cómo he
experimentado el sentirme hijo de Dios? ¿He dejado mis seguridades para
construir con los otros la paz a que nos invita Jesús?
Evaluación:
Al terminar el día me pregunto ¿he demostrado
a mi hijo un padre - madre misericordioso? ¿Qué es lo que me cuesta trabajo
para sentirme hijo querido y amado? ¿Cómo he mirado a las personas que he visto
hoy? y ¿Qué me falta para hacerme hermano en medio de la sociedad?
Bibliografía,
referencias/fuentes.
1. Amoris Laetitia [187]
2. Coneval [pag 2]
3. Ejercicios Espirituales de San Ignacio [EE 101]
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