Tema:
La familia ante la infertilidad.
Frase:
“Muchas parejas de
esposos no pueden tener hijos. Sabemos lo mucho que se sufre por ello.” (AL 178)
Contexto:
Según la Organización Mundial de la
Salud (OMS), la infertilidad es una enfermedad del sistema reproductor,
definida por la incapacidad de lograr un embarazo después de 12 meses de
relaciones sexuales desprotegidas. Las estadísticas indican que la infertilidad
aqueja hoy al 15-20% de las parejas. En México, según el primer censo sobre
infertilidad en el país (2013), tres de cada 10 parejas tienen problemas de
fertilidad. Además, el estudio mostró que entre 15 y 17% de la población tiene
dificultades para lograr un embarazo (Cf. Celaya Enríquez, X.). Sin embargo, a pesar de
que la infertilidad es más común de lo que se piensa, sigue siendo un tema delicado
y difícil de tratar tanto para quienes la padecen como para quienes rodean a la
pareja. Datos del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI) indican
que hay aproximadamente 1.5 millones de parejas que presentan este problema en
México y menos del 50% de éstas acuden a un especialista para buscar soluciones
(Cf. Aguirre S., M. M.).
Experiencia:
Al tomar conciencia del tema,
descubro que conozco al menos 10 parejas cercanas que viven esta situación. En
particular pienso una pareja que tras superar diversas situaciones de salud que
les impedía pensar en tener hijos, se deciden por fin a buscarlos, pero con
dolor descubren que esto no será posible para ellos. Buscando diversas alternativas
médicas lo único que obtuvieron fue frustración tras frustración. Recuerdo su
dolor, rabia, culpa, tristeza, decepción, soledad, que les llevó incluso a una
crisis de fe. Buscaron luego adoptar, pero también ésta les fue negada porque, según
las autoridades pertinentes, no cumplían con los parámetros requeridos.
Como psicóloga sé y he constatado que
la infertilidad constituye un problema con consecuencias emocionales muy
importantes para la pareja: terminan sintiéndose aislados, apenados y
generalmente comienzan a tener problemas entre ellos, producto de los
sentimientos de frustración, ansiedad y depresión. Además algo tan importante
en el desarrollo personal como lo es “tener hijos” (7ª etapa del desarrollo
humano, “generatividad”, E. Erickson) afecta de forma directa a todas las
esferas de la vida: autoestima, planes a futuro, vida de pareja, familia
extensa, vida social, relaciones sexuales, etc. Y, muchas veces, la mujer incapaz
de tener hijos sufre discriminación o la pareja sin hijos no se considera
“verdadera” familia, lo que aumenta el sufrimiento.
Reflexión:
En casi todos existe la creencia
arraigada de que la procreación es un proceso voluntario y que, por tanto, cualquier
persona la podrá alcanzar. Los grandes esfuerzos de las sociedades actuales
para el control natal dejan la idea latente de que el embarazo ocurrirá si no se
ponen medios que lo impidan, con lo que la capacidad de procrear queda
presupuesta. Así, es común que quienes se ven sorprendidos por la situación de
infertilidad experimenten confusión y desconcierto: han de asimilar lo que les
está ocurriendo, para luego posicionarse y decidir entre distintas opciones: seguir
intentándolo por sus propios medios, renunciar a tener hijos, intentar ayuda de
la reproducción asistida, adoptar, acoger, etc. (Cf. Llavona Uribelarrea, L.M.)
El Catecismo de la Iglesia Católica
dice: “El matrimonio y la familia están ordenados al bien de los esposos y a la
procreación y educación de los hijos […] Un hombre y una mujer unidos en matrimonio forman con sus hijos una
familia”. (CIC 2201,2202)
Por su parte, las Instrucciones Donum
Vitae y Dignitas Personæ
ponen serias objeciones a varios métodos de reproducción asistida.
Así, quienes viven la infertilidad muchas
veces se sienten rechazados, señalados, excluidos de ciertos círculos, y se experimentan
frustrados en algo que pensaban era “natural” o con una familia “incompleta”,
que no encaja en los parámetros sociales y religiosos. Y son bastantes los que
no buscan ayuda médica, al desconocer la verdadera doctrina moral cristiana, o
lo hacen en medio de sentimientos de culpa.
Pero Amoris
laetitia nos recuerda que el matrimonio no ha sido instituido solamente
para la procreación, sino también para la amistad y comunión de la vida toda (Cf. AL 178, GS 50). Y aunque propone
la adopción como camino para realizar la
maternidad y la paternidad de manera muy generosa (Cf. AL 179), también abre a la
dimensión de la fecundidad ampliada: «la maternidad no es una realidad
exclusivamente biológica, sino que se […] cumple a través de muchas formas de amor,
comprensión y servicio a los demás» (178. Cf. DA 457), y nos recuerda que la procreación o la
adopción no son las únicas maneras de vivir la fecundidad del amor. (Cf. AL 181), porque «un matrimonio que experimente la fuerza del amor,
sabe que ese amor está llamado a sanar las heridas de los abandonados, a
instaurar la cultura del encuentro, a luchar por la justicia.» (183) De esta manera, los esposos sin hijos,
pueden vivir en plenitud la etapa de la generatividad.
Así, en esta sección de Amoris laetitia encuentro
una invitación para que quienes hemos recibido el don de la maternidad-paternidad
física lo vivamos en gratitud, reconociendo que nuestra fecundidad no se limita
a la procreación de los hijos, sino que debe desbordarse a todas aquellas personas
y espacios donde la vida no se da en plenitud. También nos invita a acoger en
escucha atenta y compasiva a quienes viven la situación de infertilidad.
A las personas que viven la infertilidad, Amoris laetitia les recuerda que la
fecundidad tiene muchos rostros y, una vez superado el desconcierto, dolor y
frustración normales ante la imposibilidad de tener hijos, pueden discernir por
qué camino se sienten llamados por Dios a vivir la fecundidad propia del amor de
pareja, que no sólo se expresa en la procreación.
Como comunidad cristiana, encuentro una
invitación para que, sin renunciar al modelo tradicional de familia, dejemos de
verla como modelo único; abrir espacios de inclusión donde todas las parejas,
con o sin hijos, puedan sentirse verdadera familia, parte importante de la
comunidad, con mucho que aportar a nuestro mundo tan necesitado de compasión;
impulsar reformas en el proceso de adopción, que faciliten el encuentro entre
padres e hijos adoptivos; animar a la comunidad científica a seguir buscando
maneras éticas de resolver el problema de la infertilidad; e impulsar desde
nuestra condición de laicos una actualización de la moral cristiana respecto
los temas de sexualidad-fertilidad.
Acción:
Amoris laetitia comprueba que la Palabra de Dios se muestra
como una compañera de viaje también para las familias que están en crisis o en
medio de algún dolor (Cf. 19-22). La invitación concreta para todos sería
buscar desarrollar una actitud de “no pasar de largo” ante el sufrimiento de
aquellos que padecen infertilidad, manteniendo las mismas actitudes de Jesús,
Buen Samaritano: mirar, compadecerse, acercarse, curar heridas, involucrar a
otros y comprometerse solidariamente. (Cf. Lc
10,25-31)
Evaluación:
¿Cuántas parejas conozco en situación de
infertilidad? ¿Cómo me acerco a ellas?
¿En mi familia vivo la fecundidad ampliada o
me he concretado a mi “pequeño mundo”?
¿Vivo la Eucaristía dominical como impulso al
compromiso con los pobres y sufrientes del mundo? (AL 186)
Bibliografía,
referencias/fuentes.
·
Biblia de Jerusalén, Desclée de Brouwer, Bilbao, 2009.
·
Catecismo de la Iglesia Católica, Segunda Edición, Coeditores Católicos de
México, 1993.
·
Constitución
Pastoral Gaudium et Spes, sobre la Iglesia en el mundo actual.
·
Instrucción
Dignitas Personæ, sobre algunas cuestiones de bioética, 8 de
septiembre de 2008.
·
Instrucción
Donum
Vitae, sobre el respeto de la vida humana naciente y la dignidad de la
procreación, 22 de febrero de
1987.
·
V
Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe. Documento
Conclusivo. 3ª Edición, Aparecida, 13-31 de mayo de 2007.
· Aguirre S.
María del Mar, “Infertilidad: un asunto que
afecta a más de dos.” Forbes, mayo 22 de 2015. http://www.forbes.com.mx/infertilidad-un-asunto-que-afecta-a-mas-de-dos/#gs.YjR=HHw
·
Celaya
Enríquez, Xóchitl, “En México, tres de cada 10 parejas son infértiles:
estudio.” Agencia NotieSe, México DF, enero 16 de 2013. http://www.notiese.org/notiese.php?ctn_id=6251
·
Llavona Uribelarrea, Luis María, El impacto psicológico de la infertilidad, Universidad Complutense
de Madrid, Papeles del Psicólogo, vol.
29, núm. 2, mayo-agosto, 2008, pp. 158-166. Consejo General de Colegios
Oficiales de Psicólogos, Madrid, España. http://www.redalyc.org/pdf/778/77829202.pdf
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