Tema:
El amor fecundo: los hijos
Frase:
“Cada niño está en el corazón de Dios desde
siempre, y en el momento en que es concebido se cumple el sueño eterno del
Creador”
Contexto:
“Sean fecundos y
multiplíquese” Gen 1,28 es la invitación a que el amor de la
pareja, que es el reflejo del amor de Dios, se realice en la generación de una
nueva vida. Así, Dios regala el don de trasmitir vida y la “comunión” de los padres permite continuar
su proceso creador. La responsabilidad por este regalo/don de Dios se debe
asumir como tal desde la concepción, el cuidado, la formación y finalmente la
entrega a la comunidad de un hombre o una mujer que puedan reflejar el amor de
sus padres.
Es importante los roles que tienen los
padres ante los hijos. La mujer sigue siendo un bastión muy importante en la
familia, es la cercana, amorosa, comprensiva. Su maternidad le da una especial
sensibilidad para la comprensión. El padre en su papel
masculino/fuerte/exigente, “invita al
esfuerzo, a la lucha” para enfrentar el mundo, “allá afuera”.
Resulta fundamental tener presente lo
que se conoce como “familia ampliada”,
primos, abuelos, tíos. Es importante promover en los hijos el amor y el
respeto por “toda la familia”. Los
abuelos, siempre tendrán algo que enseñar, tienen la experiencia de la vida y
aunque disminuidos en sus capacidades físicas o intelectuales deberán ser
siempre respetados.
La fecundidad, no solamente se debe
entender en sentido biológico -ser madre o padre-. Por diversas causas a veces el tener hijos no le es
posible a la pareja. Es importante tener presente que “el matrimonio, como amistad y comunión de la vida toda, sigue existiendo
y conserva su valor e indisolubilidad”. “Un camino puede ser la adopción,
adoptar es el acto de amor de regalar una familia a quien no la tiene”.
Una familia que comparte su “Amor fecundo”,
no solo lo realiza en la expresión de “tener hijos”, sino también, dándose a la
sociedad que la necesita: pobres, discapacitados, ancianos, marginados, etc.
Una familia con o sin hijos se debe a su comunidad, compartiendo en lo poco o
en lo mucho, lo material y/o dando su
cercano afecto.
Experiencia:
El
papel que hoy la mujer desempeña en la sociedad, por su capacidad e interés en
prepararse y también la necesidad de ser proveedora en su familia, nos permite
ver mujeres profesionistas en todas las disciplinas y otras en papeles que no
se pensaban femeninos (guardias, bomberos, choferes) a diferencia de hace unas
décadas. Esto hace que la mujer que antes estaba dedicada al cuidado de los
hijos y las labores del hogar, hoy tenga la doble tarea de salir a trabajar y
seguir cuidando del hogar y los hijos, (lo
cual es más demandante cuando la mujer es a la vez padre y madre). Aunque el
deber es de ambos padres, es la condición femenina/materna de la mujer la que
culturalmente la hace más cercana/confidente de los hijos y ahora el tiempo que
podría estar con ellos lo divide entre el trabajo y su familia.
En la
actualidad con las distancias, horarios de trabajo y hasta necesidad de dos o
más trabajos por nuestra precaria economía de mundo y país, el padre está muy
ausente de casa. Los hijos necesitan para “crecer sanos” la presencia de las
dos figuras, papá y mamá, figuras que ya ni en las horas de comida coinciden. Con este alejamiento se pierde la confianza y
con el paso del tiempo la autoridad ante los hijos (no hay delante de ellos una
figura que imitar y/o respetar).
A los
abuelos, ya no se les tiene “paciencia” o comprensión por su condición. Desde hace algunas décadas a la fecha han ido
a la alza las casas/asilos para las personas mayores. Derivado seguramente de
las actividades demandantes de trabajo tanto del hombre como de la mujer, no
queda tiempo para verlos, mucho menos ocuparse de ellos y los hijos están
aprendiendo ésta “nueva” forma/cultura de tratar a nuestros viejos.
Vivimos
en una sociedad injusta, desigual, que margina y discrimina, que cada vez sigue creando estructuras que hacen más pobres
a los pobres y más ricos a los ricos. Es en la familia y a la luz de los
valores evangélicos que a los hijos se
les debe promover el compromiso con los más pobres y marginados.
Reflexión:
Las
parejas se casan sin mucha conciencia de por qué lo hacen. El matrimonio por la
Iglesia se ve más como un acto social,
que como un sacramento con las implicaciones que éste conlleva. La mujer en su
rol hoy de proveedora, tiene que salir a trabajar y le queda poco tiempo para
atender a los hijos en todas las necesidades que estos demandan. El padre aún más ausente, tiene poca presencia
en el hogar (turnos nocturnos, trabajo fuera de la ciudad, etc.). Los hijos en
sus tareas, juegos y amigos con tan poco
tiempo para compartir con los padres parecen no necesitar más, pero no es así.
Ellos urgen de “sentirse” amados, escuchados, comprendidos e incluso de ser
reprendidos cuando así lo ameritan (ésta es una forma de saber que interesan,
que son amados).
El
amor en la pareja reflejo del amor de
Dios y que se realiza en el ser padres, debe hacerse patente en el convivir de
cada día con los hijos. Que se sientan amados y que ese amor se manifieste
en su realización como personas y en su actitud hacia los próximos y hacia los no tan
próximos pero que también claman “amor”.
El
amor que Dios regala a los padres lo deben manifestar y prodigar a los hijos.
Hacerles sentir que fueron concebidos por y con amor y que esa vida que les fue
“comunicada” por este don, debe ser plena.
Acción:
Hacer
todo el esfuerzo para poder tener los alimentos juntos (por lo menos uno), en
ese espacio formular una oración de agradecimiento a Dios por la vida, por el
amor que se nos regala y por nuestros hijos, como expresión de ese amor.
Evaluación:
“Mirad
cómo se Aman”, lo que la tradición cristiana en los hechos decía de las
primeras comunidades cristianas, es el reto de las familias de hoy. Hacer explícito el Amor de Dios que nos ha
sido dado a través de nuestros padres.
Bibliografía,
referencias/ fuentes.
·
Amoris Laetetia, Amor que se vuelve fecundo.
Capítulo Quinto
· http://es.catholic.net/op/articulos/3207/cat/242/los-hijos-signo-y-fruto-del-amor-conyugal.html
· http://www.hogaresnuevos.com/web/index.php/recursos/familia/17-los-hijos-proyeccion-de-los-
padres.html
· http://www.hogaresnuevos.com/web/cartilla/336.pdf
· http://es.catholic.net/op/articulos/3207/cat/242/los-hijos-signo-y-fruto-del-amor-conyugal.html
· http://www.hogaresnuevos.com/web/index.php/recursos/familia/17-los-hijos-proyeccion-de-los-
padres.html
· http://www.hogaresnuevos.com/web/cartilla/336.pdf
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