Domingo XXVII del Tiempo Ordinario – Ciclo C (Lucas17, 5-10) – 2 de octubre de 2016
Leí alguna vez que hace mucho tiempo vivió en la China un niño llamado
Ping que amaba tiernamente las flores. Todo lo que sembraba crecía como por
encanto. Un día, el Emperador, que era muy viejo, decidió buscar a su sucesor.
¿Quién podría ser? ¿Cómo podría escogerlo? Decidió que iba a dejar que las
flores lo escogieran. Al día siguiente salió un bando: todos los niños deberían
venir a la gran plaza para recibir de manos del Emperador semillas de flores.
"Quien en el plazo de un año me pueda mostrar el mejor resultado",
dijo, "me sucederá en el trono". Esta noticia causó gran revuelo. Los
niños de todos los rincones acudieron para recibir sus semillas. Los papás
querían que su hijo fuera escogido como Emperador y los niños soñaban con ser
escogidos. Cuando Ping recibió sus semillas se sintió el más feliz de todos los
niños. Estaba totalmente seguro que podría cultivar las flores más hermosas.
Ping llenó una matera con tierra y plantó la semilla. La rociaba todos
los días. Los días pasaron pero nada germinaba en la matera. Ping estaba muy
triste. Entonces tomó una matera más grande y echó en ella la mejor tierra y
tomó la semilla y la plantó. Esperó dos meses más y no pasó nada. Poco a poco
paso un año entero. Llegó la primavera y los niños vistieron sus más preciosos
trajes para agradar al Emperador. Se dirigieron a la plaza con sus hermosísimas
flores, esperando cada uno que sería el escogido. Ping se sentía avergonzado
con su matera vacía. Pensó que los demás niños se burlarían de él. Sin embargo,
fue a la plaza. El Emperador observaba detenidamente todas las flores. ¡Qué
flores tan hermosas! Pero el Emperador no decía ni una palabra. Finalmente, se
acercó a Ping, quien agachó su cabeza lleno de vergüenza esperando que sería
castigado. El Emperador le preguntó: "¿Por qué trajiste una matera
vacía?" Ping comenzó a llorar y respondió: "Planté la semilla que
usted me dio, la rocié cada día, pero no germinó. La sembré en una matera más
grande, le puse una tierra mejor y tampoco germinó. Esperé un año entero pero
nada creció. Por esta razón hoy vengo ante su presencia con una matera vacía.
Hice lo mejor que pude".
Cuando el Emperador escuchó estas palabras, se dibujó en su rostro una
sonrisa y puso su mano sobre el hombro de Ping. Luego exclamo: "¡Lo
encontré! ¡Encontré a la única persona digna de ser Emperador! No sé de dónde
sacaron las semillas que ustedes cultivaron. Porque las semillas que yo les di,
habían sido cocinadas. Por lo tanto, era imposible que pudieran germinar.
Admiro a Ping por el valor que ha tenido para venir delante de mi con su vacía
verdad. Por lo tanto, ahora lo premio con el reino y lo nombro mi sucesor.
Si somos sinceros, más del noventa por ciento de las cosas que hacemos en
nuestra vida, no tiene otra finalidad que buscarnos a nosotros mismos. El
egoísmo es tan sutil, que nos engaña aún en nuestras buenas acciones.
Reclamamos, exigimos, solicitamos que se nos tenga en cuenta de mil formas cada
día... Pasamos factura por nuestras buenas obras. Queremos que se nos reconozca
lo buenos que somos. Hemos hecho todo lo que nos correspondía hacer, y esto,
automáticamente, nos hace merecedores de una recompensa por parte de Dios. Pocas
experiencias tan importantes para aprender de la gratuidad, como la siembra y
la cosecha. El campesino que siembra la semilla y recoge la cosecha, sabe que
él ha sido responsable de ciertas condiciones externas que han facilitado las
cosas, pero también es consciente de que el crecimiento y el fruto, es
solamente obra y regalo de Dios. Esta bella historia nos recuerda que nosotros
no somos dueños del crecimiento ni de los frutos, y que tener fe es hacer lo
mejor posible las cosas, para que Dios realice su obra de salvación a través
nuestro.
Hermann
Rodríguez Osorio, S.J.
El Señor me ha sacudido con este evangelio justo ahora que siento que "todo lo hago yo" y me quedo frustrada, xq no se me reconoce, valora... Señor aumenta mi fe, p llegar a ver q nada depende de mi, necesito humildad para sentirme colaboradora en la construcción de tu Reino de amor...Gracias x tu palabra siempre vida y eficaz en todo momento!!
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