martes, 22 de julio de 2014

DÍA 22 Enviados a predicar

 “No se preocupen de cómo van a hablar o qué van a decir: lo que deban decir se les dará a conocer en ese momento, porque no serán ustedes los que hablarán, sino que el Espíritu de su Padre hablará en ustedes.” 
Mt 10, 16-23
                                                                            
INICIO
Antes de comenzar la oración de hoy, haz una breve pausa para enfocarte en tu interior. Respira lenta y profundamente mientras recuerdas que estás en la presencia amorosa de Dios a lo largo de esta jornada de amor.
Recuerdo como Jesús me ha invitado a seguirlo, como me ha estado enseñando su forma de ser y proceder. Ahora el Evangelio nos señala un segundo aspecto de la vida del discípulo: el de misionero.
MEDITACIÓN
Jesús, toma la iniciativa y les señala las condiciones a sus amigos, de cómo deben desenvolverse  en la misión que les encomienda. Jesús, hace partícipe a sus misioneros de su mismo poder para que prosigan su obra [281]:

Primero: Cristo llama a sus amados discípulos, y les da potestad de echar los demonios de los cuerpos humanos y curar todas las enfermedades. (Mt 10, 1)
Segundo: Les adoctrina sobre la prudencia y paciencia: “Mirad que os envío a vosotros como ovejas en medio de los lobos; por tanto, sed prudentes como serpientes, y sencillos como palomas.” (Mt 10, 16)
Tercero: Les dice el modo de ir: “No queráis poseer oro ni plata; lo que gratuitamente recibís, dadlo gratuitamente” (); y les dio materia para predicar: “Id y predicad, diciendo: Ya se ha acercado el reino de los cielos.”

El llevar esta Palabra no es una tarea fácil y habrá oposición y consecuencias al predicarla, y no nos debe extrañar que esto suceda, al mismo Jesús le ocurrió; “Ningún profeta es tenido en poco sino en su patria y entre sus parientes y en su familia”. Por tanto, tenemos que ser conscientes, de que no siempre tendremos éxito en nuestra misión, así como de que no vamos solos, vamos “con Él” …

REFLEXIÓN
¿Tengo clara mi misión? ¿Estoy dispuesto a continuar? ¿Mi misión es la de Jesús?
¿Tengo confianza en que es el Espíritu Santo el que inspira e impulsa?

COLOQUIO
Agradezco a Jesús la confianza que tiene en mí y por los dones recibidos para que le colabore en el anuncio y establecimiento del Reino de su Padre.


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