martes, 8 de julio de 2014

DÍA 08 REGLAS 1ª. SEMANA

 “... manténganse ustedes despiertos y vigilantes...”
Marcos 13, 33

INICIO
Comencemos este momento de oración, donde se nos invita a ver nuestro pasado y presente con ojos de amor, con la misma actitud con la que se nos invitó a entrar a los Ejercicios: “con grande ánimo y liberalidad con nuestro Creador y Señor, ofreciéndole todo nuestro querer y libertad, para que Él se sirva conforme a su Santísima voluntad”.

MEDITACIÓN
Jesús nos quiere libres y disponibles para amar. Las reglas de esta primera semana de EE.EE. nos impulsan a distinguir entre las acciones del mal Espíritu y el Buen Espíritu, para que en el resto de la experiencia de Ejercicios podamos distinguir cuales son las invitaciones de Dios, y nos deje experimentar su presencia, a fin de que nos dejemos conducir con sabiduría por la senda del Plan de Amor que nos ha ofrecido gratuitamente.

Jesús nos invita a salir del círculo vicioso en el que nos encierra el Mal Espíritu,  quiere que tengamos vida y vida en abundancia” (Jn. 10, 10). Por esa razón, Él nos impulsa a salir de la desolación, y se nos brinda totalmente a través de la consolación, donde  “sentimos que el alma se inflama en amor por nuestro Creador, y ninguna cosa creada sobre la faz de la tierra puede amar en sí, sino en el Creador de todas ellas” [EE. 316]

REFLEXIÓN
¿Cuántas veces me he detenido a revisar las reglas del Discernimiento de la   primera semana? Si no lo he hecho en los últimos meses, consultalas aquí [No. 313]
 ¿En qué estado espiritual me encuentro actualmente; qué lo motivó, cómo veo la acción de Dios en eso, y qué puedo hacer para impulsarme hacia una Consolación, donde pueda Amarlo y Encontrarlo más en todo, conforme a mi PyF?
  En la última semana: ¿Cuáles han sido las situaciones/acciones donde he visto con claridad la acción de Dios manifestada en las reglas del Discernimiento de la primera semana?


COLOQUIO

Entablar un pequeño diálogo con Jesús, con el fin de pedir su gracia para que pueda llevar a cabo un discernimiento consciente y maduro; capaz de distinguir mis pensamientos de aquellos inspirados por Él, que me hagan cada vez más un instrumento y un/a discípulo/a entregado/a.  Termina con un Ave María y un Padre Nuestro.

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