viernes, 30 de septiembre de 2016

Cápsula 14 El perdón y la reconciliación frente a las crisis en el matrimonio.


Punto
El perdón y la reconciliación frente a las crisis en el matrimonio.

Frase:
“La familia basada en el matrimonio del hombre y la mujer es un lugar magnífico e insustituible para el amor personal que transmite la vida […].  La pareja y la vida en el matrimonio no son realidades abstractas, permanecen imperfectas y vulnerables. Por eso, es siempre necesaria la voluntad de convertirse, de perdonar y de volver a empezar. Nuestra responsabilidad, como pastores, es preocuparnos por la vida de la familia”. (XIV Asamblea General Ordinaria. Sínodo de los Obispos al Santo Padre Francisco).

Contexto:
La palabra perdón significa cancelar una deuda. A través del sacrificio de Cristo en la cruz, Dios ofrece perdón a todos los creyentes. Como Él nos ha perdonado, nos pide que también perdonemos a otros.
El perdón, según el ejemplo de Cristo, es un gran ideal que sólo se puede alcanzar por la gracia de Dios.
§  El perdón evita que crezca la amargura, que siga dañándose la relación y a las personas involucradas.
§  El perdón es parte de la naturaleza de Dios: Él es paciente, piadoso, misericordioso y está dispuesto a perdonar.
§  Dios quiere que nos perdonemos unos a otros, recordando que también Cristo nos perdonó a nosotros.

Experiencia:
Al negarnos a perdonar, al guardar rencor o dar lugar a la amargura y al odio, nos exponemos a consecuencias graves. I Juan 3:15-16 : “Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él. En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos.”


Reflexión:
El misterio de la creación de la vida en la Tierra nos colma de alegría y admiración. La familia, fundada sobre el matrimonio entre el hombre y la mujer, es el lugar magnífico e insustituible del amor personal que transmite la vida. El amor no se reduce a la ilusión del momento, no es un fin en sí mismo, sino que busca la fiabilidad de un “tú” personal, que busca prolongarse en el tiempo, hasta la muerte a través de una promesa recíproca que se mantiene en la prosperidad y en la adversidad.

“La pareja y la vida en el matrimonio no son realidades ideales, son realidades imperfectas y vulnerables. Por eso siempre es necesaria la voluntad de convertirse, perdonar y volver a empezar. Nuestra responsabilidad como Pastores, es preocuparnos por la vida de las familias. Deseamos escuchar su realidad de vida y sus desafíos, y acompañarlas con la mirada amorosa del Evangelio dándoles fuerza y ayudándolas a comprender su misión hoy. Con corazón sincero, queremos también compartir sus preocupaciones, infundiéndoles el valor y la esperanza que vienen de la misericordia de Dios”. (XIV Asamblea General Ordinaria. Sínodo de los Obispos al Santo Padre Francisco. I Parte. La Iglesia a la escucha de la familia).

“Se ha visto en la capacidad de perdonar y perdonarse no sólo una manera de evitar las divisiones en familia, sino también una aportación a la sociedad, para que sea menos malvada y cruel. Por eso deseó que en el Jubileo Extraordinario de la Misericordia las familias descubran de nuevo el tesoro del perdón recíproco y rogó a la Virgen que nos ayude a vivir cada vez más la experiencia del perdón y de la reconciliación, dado que las familias cristianas pueden hacer mucho por la sociedad y por la Iglesia”. (Iglesia.org. Noticias 4/11/2015 “Que las familias redescubran el tesoro del perdón recíproco”).

En el Sínodo de la familia “No hay condenas sino un mensaje de esperanza para quienes se deciden a formar una familia, y quienes están afrontando los obstáculos de ese camino.

Se pide que se cuente con las mujeres en los procesos decisionales de la Iglesia; que los padres de familia no renuncien a proteger a su familia; que se cuente más con los abuelos y que las asociaciones trabajen para que se armonice el tiempo dedicado al trabajo y el que se dedica a la familia”. 

Hoy quisiera centrarme en la familia como ámbito para aprender a vivir el don y el perdón recíproco, sin el cual ningún amor puede ser duradero. Lo rezamos siempre en el Padre Nuestro: Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No se puede vivir sin perdonarse, o al menos no se puede vivir bien, especialmente en familia. Todos los días de una u otra manera nos hacemos daño. Pero lo que se nos pide es curar inmediatamente las heridas que nos causamos y restaurar los vínculos que se han dañado. Si esperamos demasiado, todo es más difícil. Y hay un remedio muy simple: no dejar que termine el día sin pedir disculpas, sin hacer las paces, de los padres entre sí y de los padres con los hijos, también entre los hermanos. Y para esto no hace falta un gran discurso, basta una palmada y ya está. De esta manera el matrimonio y la familia se hacen una casa más sólida, resistente a nuestras pequeñas y grandes fechorías. (Papa Francisco. “Que las familias redescubran el tesoro del perdón recíproco”).

El Sínodo ha visto en la capacidad de perdonar y perdonarse no sólo una manera de evitar las divisiones en familia, sino también una aportación a la sociedad, para que sea menos mala y menos cruel. Ciertamente, las familias cristianas pueden hacer mucho por la sociedad y por la Iglesia. Por eso deseo que en el Jubileo Extraordinario de la Misericordia las familias descubran de nuevo el tesoro del perdón recíproco. (Papa Francisco. “Que las familias redescubran el tesoro del perdón recíproco”).

Acción:
Ante una ofensa podemos reaccionar de distintas maneras:
  • Ante una ofensa, te invito a pensar un momento antes de actuar, para que decidas lo que es mejor para tu crecimiento personal, para tu salud y para unas buenas relaciones fraternas.
  •  Perdonar nos ayuda a crecer, significa actuar a favor de las personas, empezando por nosotros. Perdonar es dar otra oportunidad para recuperar la confianza y prepararnos para una posible reconciliación. Es ver al futuro: para que los sentimientos que acompañan los recuerdos de una ofensa, no nos dominen.   
  • Perdonar nos da herramientas de vida para enfrentar próximas ofensas. Todos tenemos algo de ofensores y algo de ofendidos: guardamos heridas del pasado y las hacemos presentes, por ejemplo, cuando juzgamos, condenamos o criticamos a las personas; nos llenamos de prejuicios que nos impiden verlas como son, solo desde la perspectiva de nuestras heridas. Podemos ejercitar el perdón empezando con las personas que nos han lastimado un poco, después continuar practicando el perdón con aquellos que han causado heridas mayores.
  • Tratar de comprender las circunstancias de la otra persona y respetarla, facilita el perdón.

Bibliografía:
  • ·   “El perdón: ¿Qué es? ¿Qué no es? y ¿Cómo se practica?” Apostolic Christian. Counseling and Family Services. 
  • ·         Sínodo de los Obispos.
  • ·     Seminario especial de comunidad del perdón a la reconciliación.  Elaborado por Manuel Tenjo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario