VI Domingo del Tiempo Ordinario – Ciclo B (Marcos 1, 40-45) – 14 de febrero de 2021
#microhomilía
#HernanQuezadaSJ
En
medio de la pandemia todos tenemos que evitar infectarnos. Esto no está en
discusión, pero dado que el virus infecta y es transmitido por personas, surge
también el estigma y la discriminación hacia quienes sostenemos sospechosos o
peligrosos de infectarnos. Acabo de escuchar la historia de una familia a la
que ningún vecino le ofreció ayuda en medio de la infección en su casa y tenían
que salir medio a escondidas a comprar lo que necesitaban para comer. He
escuchado de varios "confesar" que tuvieron el virus y mantenerlo en
secreto para no ser señalados o cuestionados.
El
estigma es poner una "marca" sobre otro y por ello señalarlo y
excluirlo, es decir discriminarlo; como lo escuchamos hoy en el Evangelio.
Excluir se funda en la ignorancia, el miedo y la neurosis. No basta la
información ante el miedo irracional. Ante esto podemos justificarnos en
razones para seguir sintiendo miedo y mantener actitudes de exclusión, como ocultar
que hemos sufrido la infección del virus, temer a los que han sufrido el virus
o mantener un discurso oscuro sobre historias falsas en torno a la pandemia.
La
Palabra hoy nos llama a INCLUIR, es decir, a no tener miedo a las personas y
erradicar las conductas excluyentes de nuestra vida. Vuelvo a decir, esto no
quiere decir correr riesgo e infectarnos, sino que tenemos que preguntar,
informarnos bien y reconocer nuestros miedos infundados y hacer lo que Jesús
hacia INCLUIR a los puestos fuera. Quien excluye por cualquier razón a
cualquier persona, no está siendo un bien cristiano. #FelizDomingo
“Si
quieres, puedes limpiarme de mi enfermedad”
Hermann Rodríguez Osorio, S.J.
Alcohólicos
Anónimos (A.A.) es una organización fundada en 1935 por un corredor de bolsa de
Nueva York y un médico de Ohio (ambos ya fallecidos), que se consideraban borrachos
desesperados. Su intención era ayudar a otros que sufrían de la enfermedad
del alcoholismo. A.A. creció con la formación de grupos autónomos, primero en
los Estados Unidos y luego por todo el mundo.
En virtud de que la ciencia médica dictaminó que el alcoholismo es
una enfermedad, la persona deberá tomar en cuenta que nadie puede rehabilitarse
si no se acepta la enfermedad. Entonces la persona, que con sinceridad
quiere dejar de beber, debe aceptar su incapacidad por controlar la bebida; de
lo contrario le podrá causar la locura o la muerte prematura. Por tanto, el criterio
con el que se trabaja en A.A. es que los alcohólicos son personas enfermas que
pueden recuperarse si siguen un sencillo programa que ha demostrado tener éxito
para más de dos millones de hombres y mujeres a lo largo y ancho del mundo. La
experiencia demuestra que el programa de A.A. funcionará para todos los
alcohólicos que son sinceros en sus esfuerzos por dejar de beber y que, por lo
general, no funcionará para aquellos que no tienen la certeza absoluta de que
quieran hacerlo.
Los
Doce Pasos de A.A. son los siguientes: (1)
Admitimos que éramos impotentes ante el alcohol, que nuestras vidas se habían
vuelto ingobernables. (2) Llegamos a creer que
un Poder superior a nosotros mismos podría devolvernos el sano juicio. (3)
Decidimos poner nuestras voluntades y nuestras vidas al cuidado de Dios, como
nosotros lo concebimos. (4) Sin miedo hicimos un minucioso inventario moral
de nosotros mismos. (5) Admitimos ante Dios, ante nosotros mismos, y ante otro
ser humano, la naturaleza exacta de nuestros defectos. (6) Estuvimos
enteramente dispuestos a dejar que Dios nos liberase de todos estos defectos de
carácter. (7) Humildemente le pedimos que nos liberase de nuestros defectos.
(8) Hicimos una lista de todas aquellas personas a quienes habíamos ofendido y
estuvimos dispuestos a reparar el daño que les causamos. (9) Reparamos
directamente a cuantos nos fue posible el daño causado, excepto cuando el
hacerlo implicaba perjuicio para ellos o para otros. (10) Continuamos haciendo
nuestro inventario personal y cuando nos equivocábamos lo admitíamos
inmediatamente. (11) Buscamos a través de la oración y la meditación mejorar
nuestro contacto consciente con Dios, como nosotros lo concebimos,
pidiéndole solamente que nos dejase conocer su voluntad para con nosotros y nos
diese la fortaleza para cumplirla. (12) Habiendo obtenido un despertar espiritual
como resultado de estos pasos, tratamos de llevar este mensaje a los
alcohólicos y de practicar estos principios en todos nuestros asuntos.
El leproso que se acerca a Jesús, pidiendo ser curado de su enfermedad, necesitó reconocerla primero y, al mismo tiempo, confió en que este profeta tenía la fuerza para sanarlo. El Señor le pide que solamente cumpla con las ofrendas que manda la ley de Moisés por su curación, pero que no se lo diga a nadie más; sin embargo, el leproso “se fue y comenzó a contar a todos lo que había pasado”. Como los alcohólicos anónimos, no podía dejar de llevar a otros el mensaje de su propia experiencia de salvación.
Fuente “Encuentros con la Palabra”
EXTENDER
LA MANO
José Antonio Pagola
La felicidad solo es
posible allí donde nos sentimos acogidos y aceptados. Donde falta acogida,
falta vida; nuestro ser se paraliza; la creatividad se atrofia. Por eso una
«sociedad cerrada es una sociedad sin futuro, una sociedad que mata la
esperanza de vida de los marginados y que finalmente se hunde a sí misma»
(Jürgen Moltmann).
Son muchos los factores que
invitan a los hombres y mujeres de nuestro tiempo a vivir en círculos cerrados
y exclusivistas. En una sociedad en la que crece la inseguridad, la indiferencia
o la agresividad es explicable que cada uno tratemos de asegurar nuestra
«pequeña felicidad» junto a los que sentimos iguales.
Las personas que son como
nosotros, que piensan y quieren lo mismo que nosotros, nos dan seguridad. En
cambio, las personas que son diferentes, que piensan, sienten y quieren de
manera diferente, nos producen inquietud y temor.
Por eso se agrupan las
naciones en «bloques» que se miran mutuamente con hostilidad. Por eso buscamos
cada uno nuestro «recinto de seguridad», ese círculo de amigos, cerrado a
aquellos que no son de nuestra misma condición.
Vivimos como «a la
defensiva», cada vez más incapaces de romper distancias para adoptar una
postura de amistad abierta hacia toda persona. Nos hemos acostumbrado a aceptar
solo a los más cercanos. A los demás los toleramos o los miramos con
indiferencia, si no es con cautela y prevención.
Ingenuamente pensamos que,
si cada uno se preocupa de asegurar su pequeña parcela de felicidad, la
humanidad seguirá caminando hacia su bienestar. Y no nos damos cuenta de que
estamos creando marginación, aislamiento y soledad. Y que en esta sociedad va a
ser cada vez más difícil ser feliz.
Por eso el gesto de Jesús
cobra especial actualidad para nosotros. Jesús no solo limpia al leproso.
Extiende la mano y lo toca, rompiendo prejuicios, tabúes y fronteras de
aislamiento y marginación que excluyen a los leprosos de la convivencia. Los
seguidores de Jesús hemos de sentirnos llamados a aportar amistad abierta a los
sectores marginados de nuestra sociedad. Son muchos los que necesitan una mano
extendida que llegue a tocarlos.
Fuente: http://www.gruposdejesus.com
LA
RELACIÓN PROFUNDAMENTE HUMANA DE JESÚS LIBERABA
Fray Marcos
Seguimos en el primer
capítulo de Marcos. Después de un enunciado general, que resume su habitual
manera de actuar, (fue predicando por las sinagogas y expulsando demonios), nos
narra la curación de un leproso. El leproso no tiene nombre. Tampoco se habla
de tiempo y lugar determinados. Se trata de una generalización de la manera de
actuar de Jesús con los oprimidos. Se advierte una falta total de lógica
narrativa. Apenas ha pasado un día de la predicación de Jesús y ya le conocen
hasta los leprosos que vivían en total aislamiento.
La primera lectura es
suficientemente expresiva. La lepra era el motivo más radical de marginación.
Lo que se entendía por lepra en la antigüedad no coincide con lo que es hoy esa
enfermedad concreta. Más bien se llamaba lepra a toda enfermedad de la piel que
se presentara con un aspecto más o menos repugnante. Tanto la lepra como las
normas sobre la enfermedad no son originales del judaísmo. Esas normas nos
parecen hoy inhumanas, pero no tenía otra manera de defenderse de una
enfermedad que podía causar estragos.
Se acercó, suplicándole: Si
quieres puedes limpiarme. Esta actitud indica a la vez valentía, porque se
atreve a trasgredir la Ley, pero también el temor a ser rechazado, precisamente
por eso. Se puede descubrir una complicidad entre el leproso y Jesús. Los dos
van más allá de la Ley. La liberación solo es posible a través de una relación
profundamente humana. Si no salimos de la trampa de un poder divino para hacer
milagros, nunca entenderemos el verdadero mensaje del evangelio. Jesús libera,
humaniza porque trata humanamente a los demás. De ese modo les devuelve la
capacidad de ser humanos.
Sintiendo lástima. La
devaluación del significado de la palabra “amor” nos obliga a buscar un
concepto más adecuado para expresar esa realidad. En el NT, ‘compasivo’ se dice
solo de Dios y de Jesús. La acción de Dios manifestada a través de los
sentimientos humanos. La compasión era ya una de las cualidades de Dios en el
AT. Jesús la hace suya en toda su trayectoria. Es una demostración de que para
llegar a lo divino no hay que destruir lo humano. La compasión es la forma más
humana de manifestar el amor.
Le tocó. El significado del
verbo griego aptw no es en primer lugar tocar, sino sujetar, atar, enlazar.
Este significado nos acerca más a la manera de actuar de Jesús. Quiere decir
que no solo le tocó un instante, sino que mantuvo esa postura durante un
tiempo. Había que traducirlo por ‘le dio un apretón de manos’ o le abrazó. Teniendo
en cuenta lo que acabamos de decir de la lepra, podemos comprender el profundo
significado del gesto, suficiente, por sí mismo, para hacer patente la actitud
vital de Jesús. No solo está por encima de la Ley, sino que asume el riesgo de
contraer la lepra.
Quiero... La simplicidad
del diálogo esconde una riqueza de significados: Confianza total del leproso, y
respuesta que no defrauda. No le pide que le cure, sino que le limpie. Por tres
veces se repite el verbo kadarizw limpiar, verbo que significa también liberar.
Nos está lanzando más allá de una simple curación. No solo desaparece la
enfermedad, sino que le restituye en su plena condición humana: Le devuelve su
condición social, y su integración religiosa. Vuelve a sentir la amistad de
Dios, que era el valor supremo para todo buen judío.
Lo echó fuera… y cuando
salió… La segunda parte del relato es de una gran importancia. Se supone que
estaban en un lugar apartado del pueblo, sin embargo, el texto griego dice
literalmente: lo expulsó fuera, y del leproso dice: cuando salió. Una vez más
nos está empujando a una comprensión espiritual. Jesús no quiere que continúe
junto a él y lo despide inmediatamente; eso sí, con el encargo de no contarlo y
de presentarse ante el sacerdote. Una vez más, manifiesta Marcos el peligro de
que las acciones de Jesús en favor del marginado fueran mal interpretadas.
¡Qué curioso! Jesús acaba
de saltarse la Ley a la torera, pero exige al leproso que cumpla lo mandado por
Moisés. Hay que estar muy atento para descubrir el significado. Jesús no está
nunca contra la Ley, sino contra las injusticias y tropelías que se cometían en
nombre de la Ley. Él mismo tuvo que defenderse: “no he venido a abolir la Ley,
sino a darle plenitud”. Jesús se salta la Ley cuando le impide estar a favor del
hombre. Presentarse al sacerdote era el único modo que tenía el leproso de
recuperar su estatus social.
El evangelio nos dice que
las consecuencias de la proclamación del hecho fueron nefastas para Jesús. Si
había tocado a un leproso, él mismo se había convertido en apestado. Y no podía
ya entrar abiertamente en ningún pueblo. Las consecuencias de la divulgación
del hecho podían también ser nefastas para el leproso. Era el sacerdote el
único que podía declarar puro al contagiado. Los sacerdotes podían ponerle
dificultades si tenían conocimiento de cómo se había producido la curación.
La lepra producía exclusión
porque la sociedad era incapaz de protegerse de ella por otros medios. Hoy la
sociedad sigue creando marginación por la misma razón, no encuentra los cauces
adecuados para superar los peligros que algunas conductas sociales suponen para
los instalados. No somos todavía capaces de hacer frente a esos peligros con
actitudes humanas. A veces se toman medidas para aliviar la situación de los
marginados, pero teniendo mucho cuidado de no cambiar la situación que
supondría perder privilegios.
Jesús se pone al servicio
del hombre sin condiciones. Lo que tenemos que hacer es servir a los demás como
hace Jesús. Dios no tiene nada que ver con la injusticia, ni siquiera cuando
está amparada por la ley humana o divina. Jesús se salta a la torera la Ley,
tocando al leproso. Ninguna ley humana, sea religiosa, sea civil, puede tener
valor absoluto. Lo único absoluto es el bien del hombre. Pero para la mayoría
de los cristianos sigue siendo más importante el cumplimiento de la ley, que el
acercamiento al marginado.
No creo que haya uno solo
de nosotros que no se haya sentido leproso y excluido por Dios. El pecado es la
lepra del espíritu, que es mucho más dañina que la del cuerpo. Es un
contrasentido que, en nombre de Dios, nos hayan separado de Dios. El evangelio
de Jesús es sobre todo buena noticia. El Dios de Jesús es Padre porque es
Ágape. De Él, nadie se tiene que sentir apartado. La experiencia de ser
aceptado por Dios es el primer paso para no excluir a los demás. Pero si
partimos de la idea de un Dios que excluye, encontraremos mil razones para
excluir en su nombre. Es lo que hoy seguimos haciendo.
Seguimos aferrados a la
idea de que la impureza se contagia, pero el evangelio nos está diciendo que la
pureza, el amor, la libertad, la salud, la alegría de vivir, también pueden
contagiarse. Este paso tendríamos que dar si de verdad somos cristianos.
Seguimos justificando demasiados casos de marginación bajo pretexto de
permanecer puros. ¡Cuántas leyes deberíamos saltarnos hoy para ayudar a todos los
marginados a reintegrarse en la sociedad y permitirles volver a sentirse seres
humanos! Tratar a todos con humanidad sería el primer paso para integrarlos en
una sociedad más justa.
Meditación
Si quieres
puedes descubrir que estás limpio.
Estás capacitado
para el don de ti mismo.
El otro hace
saltar en ti la chispa de lo eterno.
Solo el otro
puede completar tu absoluto.
Supera tu
egoísmo
y encontrarás la
esencia de lo humano.
Fray Marcos
Fuente: http://feadulta.com/
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