La Epifanía
del Señor – Ciclo A (Mateo 2, 1-12) 8 de enero de 2017
Había
un ciego sentado en el camino, con una lata vacía a sus pies y un pedazo de
cartón que decía: "Por favor ayúdeme, soy
ciego". Un poeta que pasaba frente a él, se detuvo y vio unas pocas
monedas dentro de la lata. Sin pedirle permiso tomó el cartel, le dio vuelta y
escribió otro anuncio. Volvió a poner el pedazo de cartón sobre los
pies del ciego y siguió su camino. Por la tarde el poeta volvió a pasar frente
al ciego que pedía limosna, y vio que su lata estaba llena de billetes y monedas. El ciego
reconoció sus pasos y le preguntó si había sido él quien reescribió su cartel y
sobre todo, qué había puesto. El poeta le contestó: “Nada que no sea tan cierto como tu anuncio, pero con otras palabras". Sonrió y siguió su camino. El ciego
nunca lo supo, pero su nuevo cartel decía: "Hoy
es primavera, y no puedo verla".
Esta
historia nos invita a reemprender el año nuevo por otro camino, como hicieron
los sabios del Oriente de los que nos habla hoy la liturgia de la Palabra:
“Jesús nació en Belén, un pueblo de la región de Judea, en el tiempo en que
Herodes era rey del país. Llegaron por entonces unos sabios del Oriente que se
dedicaban al estudio de las estrellas, y preguntaron: ‘–¿Dónde está el rey de
los judíos que ha nacido? Pues vimos salir su estrella y hemos venido a
adorarlo. El rey Herodes se inquietó mucho al oír esto, y lo mismo les pasó a
todos los habitantes de Jerusalén. Mandó el rey llamar a todos los jefes de los
sacerdotes y a los maestros de la ley, y les preguntó dónde había de nacer el
Mesías. Ellos le dijeron: –En Belén de Judea (...)”.
Luego
el rey Herodes informó de esto a los sabios del Oriente y los mandó a Belén
para que averiguaran todo lo que pudieran acerca del niño, y les pidió que al
regresar, le avisaran para ir él también a rendirle homenaje. Con las
indicaciones del rey, los sabios llegaron al lugar donde estaba el niño.
Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y arrodillándose le
rindieron homenaje. Le hicieron regalos y después, “advertidos en sueños de que
no debían volver a donde estaba Herodes, regresaron a su tierra por otro
camino”.
Después del encuentro con el Niño Jesús, nacido en
un pesebre para nuestra salvación, no deberíamos regresar a nuestra tierra por
el mismo camino por el que vinimos. Reemprender un camino nuevo es lo que
debería caracterizar el comienzo del año. Y este cambio de estrategia, debería
ser creativo, buscando alternativas desconocidas y nuevas para afrontar los
retos que nos presenta la realidad en la que vivimos. La creatividad no está en
decir o hacer cosas raras o extraordinarias, sino en saber decir y hacer lo
mismo, con otras palabras, de manera que el resultado sea mejor.
Por eso,
digamos: "Hoy es
primavera, y no puedo verla".
Hermann Rodríguez Osorio, S.J.
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