La Epifanía del Señor – Ciclo A (Mateo 2, 1-12) 5 de enero de 2014
Había un ciego sentado en el camino, con una lata vacía a sus pies y un pedazo de cartón que decía: "Por favor ayúdeme, soy ciego". Un poeta que pasaba frente a él, se detuvo y vio unas pocas monedas dentro de la lata. Sin pedirle permiso tomó el cartel, le dio vuelta y escribió otro anuncio. Volvió a poner el pedazo de cartón sobre los pies del ciego y siguió su camino.
Por la tarde el poeta volvió a pasar frente al ciego que pedía limosna, y vio que su lata estaba llena de billetes y monedas. El ciego reconoció sus pasos y le preguntó si había sido él quien reescribió su cartel y sobre todo, qué había puesto. El poeta le contestó: “Nada que no sea tan cierto como tu anuncio, pero con otras palabras". Sonrió y siguió su camino. El ciego nunca lo supo, pero su nuevo cartel decía: "Hoy es primavera y no puedo verla".
Esta historia nos invita a reemprender el año nuevo por otro camino, como hicieron los sabios del Oriente de los que nos habla hoy la liturgia de la Palabra: “Jesús nació en Belén, un pueblo de la región de Judea, en el tiempo en que Herodes era rey del país. Llegaron por entonces unos sabios del Oriente que se dedicaban al estudio de las estrellas, y preguntaron: ‘–¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Pues vimos salir su estrella y hemos venido a adorarlo. El rey Herodes se inquietó mucho al oír esto, y lo mismo les pasó a todos los habitantes de Jerusalén. Mandó el rey llamar a todos los jefes de los sacerdotes y a los maestros de la ley, y les preguntó dónde había de nacer el Mesías. Ellos le dijeron: –En Belén de Judea (...)”.
Luego el rey Herodes informó de esto a los sabios del Oriente y los mandó a Belén para que averiguaran todo lo que pudieran acerca del niño, y les pidió que al regresar, le avisaran para ir él también a rendirle homenaje. Con las indicaciones del rey, los sabios llegaron al lugar donde estaba el niño. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y arrodillándose le rindieron homenaje. Le hicieron regalos y después, “advertidos en sueños de que no debían volver a donde estaba Herodes, regresaron a su tierra por otro camino”.
Después del encuentro con el Niño Jesús, nacido en un pesebre para nuestra salvación, no deberíamos regresar a nuestra tierra por el mismo camino por el que vinimos. Reemprender un camino nuevo es lo que debería caracterizar el comienzo del año. Y este cambio de estrategia, debería ser creativo, buscando alternativas desconocidas y nuevas para afrontar los retos que nos presenta la realidad en la que vivimos. La creatividad no está en decir o hacer cosas raras o extraordinarias, sino en saber decir y hacer lo mismo, con otras palabras, de manera que el resultado sea mejor. Por eso, digamos: "Hoy es primavera y no puedo verla".
Hermann Rodríguez Osorio, S.J.
Decano Académico
Facultad de Teología
Pontificia Universidad Javeriana
No hay comentarios:
Publicar un comentario